Roberto Sukerman es abogado, profesor de derecho constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario y especialista en ciencias de la legislación. Ex director de la Ansés local.
«El intendente tiene que ser el jefe de la policía municipal», dijo Roberto Sukerman, precandidato a intendente del Frente para la Victoria, quien desarrolla toda una teoría desde el derecho constitucional sobre las decisiones políticas para explicar su idea respecto de cómo enfrentar los problemas de inseguridad en la ciudad.
Sukerman consideró que la antigua «energía y fuerza» que mostraba la gestión socialista se fue diluyendo con el transcurso del tiempo, y no se privó de responder con dureza a las denuncias del Frente Progresista sobre supuestas acciones destituyentes: «Los que son autodestituyentes son los que no pueden asumir su responsabilidad, honrar sus cargos y solucionar los problemas más urgentes».
—¿Por qué decidió postularse a intendente?
—Cuando uno cumple determinadas funciones públicas, en este caso concejal crítico de la gestión socialista, uno tiene que hacerse cargo de esa crítica y apostar a generar el cambio para que esa situación que uno critica no persista, y para poder modificar esa situación está la Intendencia de Rosario. Más allá del derecho que todos tienen a presentarse como candidato, yo me siento en la obligación de postularme, porque se da un momento de incertidumbre sobre esas candidaturas, y quizás con el correr del tiempo veamos que lo único que se consolide sea mi candidatura.
—¿Los 25 años de administración socialista en Rosario han producido un desgaste en la gestión?
—Indudablemente. El transcurso del tiempo, sumado al hecho de haberse hecho cargo del gobierno de la provincia, provocó que buenos cuadros políticos que tenía el socialismo se hayan ido diluyendo en la gestión y que hoy tengamos, más que militantes funcionarios, funcionarios burócratas. Están hace tanto años que se enquistaron en el poder y han perdido la energía y la fuerza que pudieron haber tenido como arrastre de su militancia universitaria.
—El principal reclamo del ciudadano es por la inseguridad, ¿qué puede hacer un intendente para mejorar esa cuestión, convertida hoy en un flagelo?
—El intendente tiene que coordinar ese poder de policía municipal, que son las facultades administrativas de contralor; con la provincia y hasta con la Nación hay competencias en el tema de seguridad. Por ejemplo, el tránsito es una función municipal, el año pasado se labraron 350 mil actas de infracción, este año van más de 700 mil, eso significa que antes no controlaban y ahora desde que vinieron las fuerzas federales se comenzaron a hacer. Ahora, ¿hace falta que venga Gendarmería para hacer un operativo y pedir los papeles de una moto?
—En los barrios los vecinos se sienten más tranquilos con la Gendarmería que con la policía provincial.
—Porque tiene otra presencia; hay un respeto hacia las fuerzas federales, mientras que a la policía de la provincia le tienen miedo.
—Pero el intendente hoy no tiene injerencia en el manejo de la policía.
—Hay que especializar y descentralizar a la policía. Por ejemplo, ahora se generó un nuevo departamento, que es la policía comunitaria. Creemos que hay que especializar aún más a la policía y hay que descentralizarla en distintos órdenes. Cuando se aprobó la ley para crear la policía judicial el gobernador la vetó a mansalva, y ahora no saben cómo hacer para reacomodarse; entonces, los fiscales y los jueces no cuentan con policía judicial, científica, de investigación. El Estado tiene que estar a la altura de las circunstancia para combatir el delito. Y en cuanto a la descentralización, hemos presentado en la Legislatura hace más de dos años un proyecto para crear la policía municipal, iniciativa que no se aprueba producto de que el socialismo pone como excusa la falta de autonomía municipal.
—Cree que no hace falta una reforma constitucional para poder contar con esa policía municipal.
—Hoy quedan tres provincias sin autonomía municipal por reforma constitucional: Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza. En provincia de Buenos Aires, como el proyecto de ley de policía municipal presentado por Marcelo Saín (el mismo que nosotros presentamos aquí) fracasó porque se aprobó en Diputados pero en el Senado lo trabó (el sector de Sergio) Massa; entonces (el gobernador Daniel) Scioli sacó un decreto y está haciendo convenios con cada uno de los intendentes para hacer esa policía municipal, que dependerá del intendente.
—Considera que si Buenos Aires está en camino de tenerla acá también se podría repetir la experiencia.
—Sí, hay que hacer una policía de prevención que esté en la calle mientras el resto de la policía provincial sigue con sus funciones y sus especializaciones. No podemos seguir con la situación que tenemos en una ciudad como Rosario, de 180 kilómetros cuadrados, casi como el territorio de la ciudad de Buenos Aires, donde el intendente de Rosario dice «esto no es una competencia nuestra»: acá hay que hacer una política de seguridad pública utilizando distintos instrumentos legales, y el intendente tiene que ser el jefe de esa policía municipal, porque va a depender de él y no del gobernador.
—¿Usted habló de terminar con las comisarías?
—Nosotros propiciamos el fin de las comisarías. Esto es: no haríamos comisarías municipales sino que descentralizaríamos las defensorías y las fiscalías para llevarlas a los barrios, y ese será el lugar donde los vecinos tendrían que ir a hacer una denuncia o un trámite, ante la Justicia, no ante un policía. Los policía a la calle, a patrullar, y los defensores y los fiscales a recibir las denuncias.
—Pero, además, las comisarías están llenas de presos.
—Es que las comisarías no son lugar para que haya presos ni lo policías son los que los deben cuidar. Para cuidar presos está el Servicio Penitenciario. Entonces habrá que tener lugares donde la gente vaya a presentar sus reclamos en los que no estén asignadas aquellas personas que por distintos motivos están privadas de libertad. Con este planteo la comisaría como hoy la conocemos no tiene más razón de ser, porque no hay ninguna razón para que un ciudadano tenga que acudir a una comisaría.
—Qué sectores espera sumar para que respalden su candidatura.
—Yo puedo hacer acuerdos electorales con todos los sectores donde haya coincidencia con las políticas del gobierno nacional. Yo no puedo ir en un frente electoral con aquellos sectores que dicen que hay que pagarles a los fondos buitre a pesar del hambre de los argentinos, o que dicen que las chicas se embarazan para cobrar la Asignación Universal por Hijo, o que la Asignación Universal se va por la canaleta del juego y la droga. Ahora, también hay sectores que no piensan eso y no son ciento por ciento adherentes del gobierno nacional, pero con los que tenemos una visión común de la ciudad, la misma sensibilidad social, entendemos cuáles son los problemas y cómo solucionarlos. Yo no quiero ser intendente de Rosario despegado de un proyecto de país, yo quiero la continuidad de las políticas nacionales y hacer lo que no se puedo hacer hasta ahora. Entonces, en ese horizonte podemos abrir la posibilidad de acuerdos. Mi límite es ese, no es de partidos.
—¿Qué opina de la denuncia del gobierno socialista respecto de actitudes destituyentes por parte de diputados del PJ?
—Los que son autodestituyentes son los que no pueden asumir su responsabilidad, honrar sus cargos y solucionar los problemas más urgentes que tiene la provincia y la ciudad.
Fuente: La Capital